Comcast retiró la oferta tras encontrar una fuerte resistencia por parte de los reguladores.

El gigante Comcast anunció hoy que retiró su oferta de 45 millones de dólares para adquirir Time Warner Cable tras soportar una importante oposición de los organismos reguladores de los Estados Unidos –la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en ingles) y el departamento de Justicia- dado que la combinación de ambas hubiera supuesto juntar 30% de los usuarios de televisión paga con 57% de los clientes de banda ancha.

Aquellos opuestos a la fusión de las empresas temían el poder combinado que tendría el megagrupo resultante. “Esta transacción crearía un gigante de las telecomunicaciones que llevaría a precios más altos, menos opciones y lo que es peor, servicio. Necesitamos más competencia en este espacio, no menos”, dijo a Reuters el senador demócrata Al Franken, parte de aquellos que estaban en contra de la movida empresarial.

Los temores eran muchos y variados: que los consumidores terminarían pagando más por un servicio de menor calidad, que la megacompañía “jugará sucio” con la competición cada vez más feroz que viene de la mano de los proveedores de contenidos vía streaming -como Netflix, Hulu o Amazon-, que la fusión redundará en una reducción en la diversidad de voces independientes en el periodismo mediático. Además, los críticos le achacaban a Comcast el no haber cumplido con sus promesas cuando adquirió NBCUniversal en 2011.

La imagen pública de ambas compañías no ayudó, ya que estaban en el fondo de los rankings de satisfacción de los usuarios. A continuación, el comunicado de prensa de Comcast anunciando la decisión y agradeciendo tanto a sus empleados como a los de Time Warner Cable:

La decisión es un gran golpe para Brian Roberts, CEO de Comcast, quien a través de una serie adquisiciones durante los últimos años convirtió a su compañía en uno de los conglomerados mediáticos más importantes. Para Comcast, el acuerdo con Time Warner lo hubiera convertido en un proveedor de TV, internet y telefonía de escala nacional, dándole así una escala sin precedentes a la hora de competir con rivales más pequeños. Por ejemplo, podría haber presionado a las cadenas a no comercializar contenidos a través de servicios de streaming, como lo hacen HBO y CBS, lo que le permite a los consumidos mirar ciertos programas sin estar obligados a pagar una suscripción de TV por cable.

Si bien el acuerdo no fue rechazado por organismo regulador alguno, se llevaron a cabo una serie de largas reuniones con funcionarios reacios a ver el asunto como lo hacía Comcast, lo que fue una forma de decirles a las empresas que a la larga el resultado sería negativo, de acuerdo a Robert McDowell, quien fue parte de la FCC hasta 2013, según lo publicado por The Washington Post. De hecho, en 2011 la FCC siguió el mismo tortuoso camino cuando AT&T y T-Mobile buscaron fusionarse. Tras dos semanas las compañías dieron marcha atrás con la propuesta.

Este paso atrás no significa que las empresas de cable, telefonía y proveedoras de internet cesen en sus intentos de fusionarse como una forma de defenderse frente a los nuevos actores en el mapa mediático –los proveedores de contenidos vía streaming- y al descenso cada vez más pronunciado en suscriptores a los servicios de cable.