La normativa aprobada ayer por el Parlamento Europeo consagra una «internet libre y abierta», pero expertos señalan que la ambigüedad en sus definiciones abre las puertas a una Internet de dos velocidades en Europa.

En el texto se expresa que los proveedores de Internet «deben dar un trato equitativo a todo el tráfico, sin discriminaciones, restricciones, o interferencias, con independencia de quien sean el remitente y el receptor». Sin embargo, al incluir la figura de «gestión razonable del tráfico«, se estaría otorgando a los operadores la posibilidad de establecer restricciones al tráfico que circula por sus redes. Entre otros puntos, la resolución autoriza la intervención de los operadores en caso de “congestión” de las redes, y bajo la denominación «Servicios especializados«, abriría la puerta al trato diferencial por tipo de contenido.

La propuesta fue aprobada en la misma votación que puso fin al roaming entre países de la comunidad. Contó con el apoyo de representantes de todos los sectores políticos, excepto la izquierda que sostuvo que la redacción del proyecto era deliberadamente “ambigua”.

En una carta abierta enviada al Parlamento Europeo la semana pasada, numerosas empresas entre las que se cuenta Netflix, Foursquare, Kickstarter y Vimeo, entre otras, alertaron que la disposición podría desalentar la innovación y el desarrollo de emprendimientos tecnológicos. Por su parte, Tim Berners-Lee había afirmado que «cuando diseñé la World Wide Web, lo hice para que fuera una plataforma abierta que favoreciera la colaboración y la innovación. Si se adopta la normativa tal y como está escrita, se amenaza la innovación, la libertad de expresión y la privacidad».

Contrariamente, el comisario europeo de Economía Digital, Günther Oettinger, aseguró que la resolución significa una buena noticia y que «todo el tráfico de Internet será tratado por igual y no habrá priorización de pago de servicio de acceso», aseguró. Las excepciones se darán «bajo la estricta supervisión de los reguladores nacionales», agregó el funcionario.

Según afirma el analista de telecomunicaciones español Enrique Dans, con esta resolución, Europa va a contramano de la normativa estadounidense en la materia y «deja todas las decisiones en manos de las empresas de telecomunicaciones, y genera un escenario completamente incierto que abre las puertas a todo tipo de abusos, a una Internet a varias velocidades y a modelos basados en la escasez y la discriminación del tráfico».