Francia pondrá en marcha un plan piloto que prohibirá el uso de teléfonos móviles en 200 escuelas secundarias.

La medida, dirigida a estudiantes menores de 15 años, busca reducir las distracciones y mejorar el rendimiento académico al limitar el acceso a dispositivos durante las horas escolares. Los alumnos deberán entregar sus teléfonos al ingresar, creando así un entorno más enfocado en el aprendizaje y la interacción social.

Además de la prohibición de móviles, algunas escuelas experimentarán con la implementación de uniformes obligatorios, en un intento por promover la igualdad entre los estudiantes y disminuir las diferencias visibles que pueden llevar a la discriminación o el acoso. Este código de vestimenta también pretende fomentar un sentido de pertenencia y disciplina dentro del entorno educativo.

Ambas iniciativas se evaluarán a lo largo del curso escolar, y si resultan exitosas, podrían extenderse a nivel nacional. La ministra de Educación en funciones, Nicole Belloubet, subrayó la importancia de estas medidas como parte de un esfuerzo por mejorar la calidad de la educación en el país, pese a las tensiones políticas y presupuestarias actuales.