«Uno no puede asumir que la 5G sea solo una 4G con esteroides. Es una revolución» dice Kailash Narayanan de Keysight Technologies.

La progresión prácticamente lineal de 2G a 3G y 4G no se aplica a la próxima generación de redes. La «5G», el término genérico para las tecnologías de las comunicaciones del futuro, ofrece muchísimo más que el simple nivel siguiente de velocidad y volumen de datos. Si las tecnologías anteriores eran como diferentes tipos de peces, dice Peter Ashwood-Smith, Presidente del Grupo Temático del UIT-T sobre las IMT-2020, entonces «la 5G es el océano entero».

Esa analogía hace más fácil entender por qué no existe una definición clara de la 5G, por qué sigue habiendo cierta ambigüedad entre los expertos. En lo que todos coinciden es en el inmenso potencial que tiene para las empresas, la industria, la sociedad y las personas.

Aumentos exponenciales de la velocidad, el tráfico, la fiabilidad y la cobertura, combinados con una latencia reducida y una flexibilidad inimaginable hasta ahora. Un funcionamiento continuo a través de varias tecnología híbridas, donde inalámbrico y cableado son diferencias escasamente relevantes. Una plataforma tecnológica que soporta múltiples industrias y casos de utilización, una red dinámica completamente configurable. Una red del futuro donde la actuación real se produce en el núcleo, en la gestión y en la asignación de recursos.

Porque las promesas de la 5G residen en la partición de la red, en ofrecer a los diferentes usuarios exactamente lo que necesitan, ni más, ni menos, ya sea una latencia ultrabaja, enormes cantidades de datos, alta velocidad o los tres juntos, para responder a las necesidades individuales en tiempo real. Lo mejor de todos los mundos posibles para todos nosotros, a medida, personalizado, dinámico y eficiente.

La 5G no solo responde a una búsqueda incansable del progreso y la innovación tecnológica sino a dos factores fundamentales: la demanda de vídeo y los miles de millones de objetos conectados de la Internet de las cosas. En estas dos categorías, una orientada al consumidor y la otra industrial, lo que Robert Pepper de Cisco describe como «las dos historias» de la 5G, existen un sinfín de casos de utilización – desde redes dedicadas virtuales que transforman sectores verticales como los medios de comunicación, la salud, la energía y la producción, hasta numerosas aplicaciones de vídeo como los hologramas, el vídeo sincronizado o el vídeo de 360 grados de alta definición. En vez de una aplicación de éxito, existe una visión de éxito.

Sin embargo, la 5G presenta unos retos muy reales – de políticas, reglamentaciones, cultura y estrategia tanto como de tecnología.

Debido a su promesa de revolución, quizá no sea es una sorpresa que toque todos los temas fundamentales del sector de las TIC, todos los puntos de fricción de un sector que ha pasado 30 años en un estado constante de transformación.

En primer lugar, la normalización. El objetivo es empujar una norma única mundial para la 5G, crear un entorno global donde los mercados en desarrollo y emergentes puedan acceder a las oportunidades de la tecnología. La normalización abrirá las puertas a la innovación, universal y a gran escala.

A continuación, la armonización del espectro. Un recurso escaso y muy disputado, la asignación de espectro es una pieza esencial del puzle de la 5G. Reclamar nuevos anchos de banda, reutilizar o redistribuir las frecuencias existentes, migrar las redes existentes: aunque ya se haya hecho, es esencial disponer de un plan del espectro 5G para asegurar unas inversiones importantes en costosas redes nuevas con ciclos de amortización largos.

Quién invierte – y quién consigue la mayor rentabilidad – sitúa el debate entre los proveedores de servicios OTT y los operadores de telecomunicaciones en la próxima generación. Unos enfoques reglamentarios de ajuste con toques suaves pueden proporcionar una respuesta, pero el reto en este caso no es solo mantener el difícil y siempre cambiante equilibrio entre facilitar la innovación y proteger a los consumidores, fomentando la colaboración y asegurando una competencia justa.

El gran potencial de la plataforma 5G reside en las múltiples industrias y casos de utilización que es capaz de soportar, de maneras todavía inimaginables, como infraestructura fundamental que sustenta la sociedad. La convergencia de sectores verticales tan diferentes como la banca, el transporte y la salud junto con el sector de las TIC hace necesaria una convergencia también reglamentaria, una convergencia cultural y estratégica en un ecosistema completo de múltiples partes interesadas.

La escala de esta promesa no tiene precedente, arrolladora, impredecible – igualada por el reto de asegurar la seguridad a través de una mezcla heterogénea de dispositivos, requisitos y aplicaciones. La gestión de esta complejidad, la orquestación y administración de particiones de red configurables y el procesamiento en el núcleo – ahí está la clave para alcanzar el futuro de la 5G.

Y es un futuro que puede estar más cerca de lo que pensamos. Uno de los principales impulsores de la 5G es KT, operador principal del país que acoge ITU Telecom World 2017 y una de las naciones más avanzadas tecnológicamente del mundo, la República de Corea.

KT ya ha creado un «entorno giga», ofreciendo servicios de banda ancha fija sobre una mezcla de tecnologías. El móvil vendrá a continuación, con el despliegue de la 5G, creando un «plataforma giga» para los servicios convergentes en todos los ámbitos de la vida y el trabajo. El primer servicio piloto 5G se probará en los Juegos Olímpicos de 2018 en Pyeongchang. Como compañía en la vanguardia de la 5G, la contribución de KT en la exposición internacional y en los debates en ITU Telecom World 2017 este mes de septiembre prometen ser fascinantes. Y no olvidemos: la 5G en sí, no es más que el principio.

Para obtener más información sobre ITU Telecom World 2017 que se celebra en Busán, República de Corea, entre el 25 y el 28 de septiembre, acceda a telecomworld.itu.int.