Luego del ciberataque masivo que tuvo lugar a escala mundial el pasado viernes, el director de Europol, Rob Wainwright, advirtió que «el rapto masivo de ficheros por todo el planeta aumentaría a partir del lunes cuando la gente encendiese el ordenador en el trabajo», según publicó el diario El Mundo.
El regreso a la jornada laboral hizo que aumentara aún más la cifra de 200.000 ordenadores infectados en más de 150 países según los últimos datos que se manejan. Las primeras víctimas se han registrado en China donde ya se ha confirmado que cientos de miles de ordenadores en 29.372 instituciones se han visto infectados por el virus de ransomware que tiene secuestrados los archivos de medio planeta.
La información, confirmada por la división de seguridad de Qihoo 360, uno de los proveedores chinos de ciberseguridad líder en el país asiático, asegura que el ataque ha afectado tanto a instituciones gubernamentales como universidades, cajeros y hospitales. De hecho, el virus se ha expandido particularmente rápido entre más de 4.000 centros educativos y de investigación.
Por el momento no se conocen más detalles y el Gobierno chino todavía no se ha pronunciado al respecto. En Japón también acaba de conocerse que alrededor de 600 empresas niponas, entre las que se encuentran Hitachi y Nissan, resultaron afectadas por el ciberataque del pasado viernes. Según ha confirmado el Centro Japonés de Coordinación del Equipo de Respuesta de Emergencia de Ordenadores, cerca de 2.000 ordenadores se han visto afectadas por el ransomware WannaCry.
El Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), dependiente del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, ha informado hoy de que España ocupa la posición 16 del listado de países afectados por las distintas variaciones del virus WannaCrypt con 1.200 infecciones. Desde el inicio del ataque el pasado viernes y hasta ahora se han identificado en el mundo más de 230.000 equipos infectados por las diferentes variantes de este virus en un total de 179 países. Los más afectados son China, Rusia, Estados Unidos y Reino Unido, donde se destaca que habría afectado a sistemas o redes que podrían haber impactado en servicios esenciales de salud, transporte o sistema financiero, si bien estas infraestructuras no eran el objetivo principal del ciberataque.