Revista Fibra conversó con José Otero(*), director para América Latina y el Caribe de 4G Americas, una organización sin fines de lucro compuesta por proveedores de servicios y fabricantes líderes de la industria de las telecomunicaciones. Otero habló sobre los avances en cuanto al desarrollo de la red 4G/LTE en la región, del impacto y las ventajas de esta nueva red, del rol del Estado y del sector privado, y de la definición del estándar de la red 5G que será en 2016.
Por Carolina Martínez Elebi
¿Cuál es la situación de América Latina en cuanto al desarrollo de la red 4G/LTE?
La red LTE es la tecnología móvil digital que más rápido se está desplegando en América Latina, contrario a lo que la gente piensa, si se cuenta desde el primer año que se despliega una nueva tecnología móvil digital hasta el presente.
Cuando GSM se lanzó por primera vez en el 92, llegó a América Latina seis años después, en el 98. Cuando se lanzó UMTS en 2001, llegó a la región en 2006. En el caso de LTE, el primer lanzamiento fue en 2009 y llegó a América Latina en 2011. Por un lado, esto es positivo porque esto significa que no estamos atrasados. De hecho, cuando llegó a Uruguay, Brasil o Puerto Rico, que son los tres mercados en los que se lanzó en 2011, todavía no se había lanzado en la mayoría de los países de la Unión Europea. Por ejemplo, España, Francia y el Reino Unido todavía no tenían LTE.
Pero el lado negativo de esto es que estos países no tienen economía de escala. Entonces, cuando con GSM se tarda seis años o con UMTS se tarda cinco años, en ese tiempo se desarrolla la producción de equipos y el mercado de equipos secundarios ya está bastante establecido. En cambio, cuando llega la red LTE a América Latina, eso no está, por lo que la difusión masiva parece que tarda más. Pero si se contabiliza cuál es la situación de LTE en América Latina los cinco o seis años después de haberse lanzado, se ve que el número de suscriptores de LTE sobrepasa ampliamente a lo que había sucedido con GSM o UMTS.
¿Qué impacto tendrá la red LTE en la región?
Una de las cosas que va a cambiar con la llegada de LTE es que, con 3G, la velocidad es de 2, 7 y hasta 10 Mbps. En cambio, cuando hablamos de LTE, estamos hablando de velocidades superiores a 10, 20, 40, y hasta 100 Mbps, por lo que vamos a estar necesitando fibra óptica en la conexión de esa antena para que pueda soportar todas esas conexiones. Con LTE se va a ver el impacto en la modernización y expansión de esa red fija, porque ya no va a ser suficiente una arquitectura de red de cobre, se va a necesitar fibra para poder ofrecer estos servicios de una forma positiva. Entonces, la inversión en fibra óptica se vuelve un punto neurálgico en la expansión de LTE en toda la región, sobre todo en países como Argentina, donde tienen requisitos para el despliegue de LTE en zonas rurales, donde la densidad de población es bastante baja. Para poner LTE ahí se necesita fibra, por eso es que lo que se necesita es que la fibra que ya está desplegada también se conecte localmente y que esté encendida. Si hay fibra desplegada y es oscura, no sirve.
¿Cuál es el motivo por el que se demoró menos en el despliegue de esta red en comparación a las anteriores?
Primero, está siempre la tendencia de acortar los tiempos en cuanto a la llegada de las nuevas tecnologías. Segundo, cuando se realizó el lanzamiento de la tecnología GSM en el 92, había países de América Latina que todavía no tenían ni un servicio móvil, como es el caso de Colombia que lo lanzó en el 94.
Por otro lado, el usuario de América Latina es muy sofisticado. Siempre está buscando lo mejor y lo más nuevo, entonces tiene esa necesidad de ir por las nuevas tecnologías. O sea que la demanda te lo justificaba. Además, también está el aspecto innovador de posicionamiento de los distintos operadores en el mercado.
Es importante remarcar que si en América Latina se hubiera asignado más espectro en todos lados, muchos mercados que se han atrasado en el lanzamiento de LTE lo hubiesen podido hacer antes.
¿Cuál es la situación de Argentina?
El argentino es un usuario al que le gusta utilizar lo último en tecnología y utiliza muchísimos datos móviles. En el mercado, no se había asignado espectro por más de 15 años, así que no tenían espacio donde incluir LTE. Entonces, si Argentina hubiese tenido espectro asignado muchísimo antes, podría haberlo lanzado antes. Este es también el caso de Panamá y de otros mercados de la región. En 2014 se asignó espectro en varios países e inmediatamente, al poco tiempo, se lanzó la red.
La asignación del espectro forma parte de las responsabilidades del Estado de cada país, que es el que lo administra. ¿Cuál fue el rol de los distintos Estados de América Latina con respecto a esto?
El Estado de cada país, dependiendo de sus políticas públicas y de para qué quiere el espectro, lo asigna más rápido o más lento. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) hace recomendaciones al respecto y después cada país decide de qué manera asignar el espectro.
Y, con respecto al despliegue de la red de fibra óptica, ¿qué posición toman las empresas privadas en cuando la inversión en la infraestructura?
No puedo hablar por las empresas, pero nuestra posición con respecto a eso es que debe haber una colaboración entre el sector privado y el sector público. Ninguno de los dos puede hacer todo solo, porque resultaría bastante ineficiente y costoso. Hay regiones donde, a partir de la densidad poblacional, la demanda de servicios no es suficiente para justificar que haya más de una red.
Por ejemplo, en Argentina, el plan «Argentina Conectada», que tiene que ver con el despliegue de fibra a través de toda el país en tramos donde también se comparte con los privados, me parece que es un plan bastante agresivo y bien pensado. El sentido de cooperación está. Ahora, si las empresas quieren ofrecer el servicio de LTE en las grandes ciudades, como Buenos Aires, Córdoba o Rosario, en algunos casos van a tener que reemplazar el cobre por fibra. Por otro lado, lo que planteamos desde 4G Americas es que debe haber una mayor transparencia en cuanto a cuáles son todas las ofertas, cuáles son las distintas velocidades de los planes, y qué es lo que ofrecen los distintos operadores, para que el consumidor tenga una mejor información y pueda hacer una decisión inteligente.
Teniendo en cuenta que el despliegue de la red 4G en la región está en sus inicios y que todavía no hay tantos usuarios de esa red, ¿cuál es el motivo por el que ya se está hablando de la red 5G y cuál es la situación de los acuerdos para el desarrollo de esa red?
Por un lado, cada diez años tienes el despliegue de una nueva generación móvil y la red 4G/LTE se lanzó en 2009 y llegó dos años después a América Latina, así que hasta el 2020 aproximadamente no tendremos otra generación móvil. Por otro lado, 5G todavía no existe. La definición de lo que va a ser el estándar de 5G apenas se va a pautar en el 2016 en una reunión de los miembros de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Luego se deberá ver cuáles van a ser los primeros prototipos, crear los primeros equipos, hacer las pruebas de laboratorio, pruebas de campo, la interoperabilidad entre los distintos fabricantes. Es un proceso. Si alguien habla ahora de 5G, estaría hablando de propuestas que son muy distintas tecnológicamente. Van desde las que quieren reutilizar lo que se llama LTE Avanzado hasta las que quieren que sea una red completamente nueva. En términos de inversión y en términos de tiempos de despliegue es muy distinto utilizar algo que ya tienes en el mercado a construir algo completamente nuevo.
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(*) José Otero es el director para América Latina y el Caribe de 4G Americas y tiene a su cargo la promoción del desarrollo de la familia de tecnologías 3GPP (incluso LTE) a lo largo y ancho de la región, y de la comunicación de los últimos avances de estas tecnologías a los integrantes clave de la industria, entre ellos operadores móviles, proveedores, reguladores, organizaciones de telecomunicaciones, los medios y analistas.