El acuerdo incluye entre sus metas llevar adelante un estudio sobre la posibilidad de desplegar un cable de fibra óptica transoceánico que conecte ambas naciones.
Este acuerdo ha tenido lugar en el marco de la visita del subsecretario de telecomunicaciones de Chile, Pedro Huichalaf a China.
De concretarse su instalación, se convertiría, con cerca de 35.000 kilómetros, en el segundo sistema submarino más extenso del mundo, apenas por debajo de los 39.000 kilómetros de SEA-ME-WE 3, que une el sudeste asiático, Medio Oriente y Europa Occidental.
El pacto bilateral contempla asimismo el intercambio de políticas y cooperación en tecnologías emergentes como Cloud, Internet de las Cosas (IoT), Big Data, comercio electrónico, televisión digital, ciudades inteligentes, .
Huichalaf, recordó que Chile necesita mejorar su infraestructura de telecomunicaciones para una mayor capacidad de transmisión de información, algo necesario en los numerosos observatorios astronómicos que tiene el país, y que requieren un elevado procesamiento de datos.
Según los datos ofrecidos por el Subsecretario, el 70% de los chilenos acceden a internet (el 78% de ellos a través de sus teléfonos móviles), mientras que la media de América Latina es del 35% (la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, por otro lado, es del 78%).
Huichalaf explicó que su visita a China también buscó captar posibles empresas que quieran llevar a cabo el proyecto de Fibra Óptica Austral (FAO), una infraestructura que uniría la aislada parte sur de Chile con el resto del país, y que «en abril» entrará en licitación.
La FAO uniría la ciudad de Puerto Montt (sur) con la de Puerto Williams (extremo sur) a través de 3.000 kilómetros de cable, lo que puede traer oportunidades para crear «polos de desarrollo» en estas zonas poco pobladas y menos desarrolladas.
En este sentido, el subsecretario de telecomunicaciones comparó el caso chileno con China, ya que ambos países tienen zonas urbanas muy pobladas pero una «ruralidad» que necesita más inversión del Estado para ponerse a la altura del desarrollo del país.
«Ambas naciones tenemos la misma lógica de política pública», aseguró Huichalaf, que explicó cómo el Gobierno chileno actúa -a través de subsidios o ventajas- para que las grandes teleoperadoras den un servicio con el mismo precio y calidad a las zonas rurales más aisladas.