¿Cuál es el futuro del automóvil conectado, de los servicios financieros digitales o de las ciudades inteligentes y sostenibles en la nueva realidad industrial? ¿Cómo están afectando las innovaciones y los desarrollos tecnológicos del 5G, el Internet de las cosas y la gestión del espectro a las redes del futuro y los futuros negocios? Y, si una conectividad real con un precio asequible es la mejor apuesta para acelerar el desarrollo socioeconómico y alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, ¿cómo podemos asegurar que alcanzamos los miles de millones de personas más necesitadas sin conexión?
Éstas son algunas de las cuestiones principales presentes en el orden del día de ITU Telecom World 2016, cuatro días de debates, relaciones y exposición sobre el tema de «Colaborar en el ecosistema digital.» En una industria y una época de intensa transformación, la colaboración es esencial para entender las posibilidades – y para transformarlas en un éxito para todos.
Los rápidos desarrollos tecnológicos, los cambios sociales y unos modelos de negocio radicalmente nuevos están enriqueciendo y ampliando el ecosistema de las TIC. Nunca antes la conectividad ha creado tantas posibilidades para el crecimiento económico y el desarrollo social en la economía digital. Y nunca antes los retos de extender esta conectividad a todos han sido tan urgentes, desde facilitar un acceso universal a la tecnología hasta unos contenidos locales significativos, una competencia leal y abierta, reglamentación actualizada, seguridad y educación.
Su consecución involucra a más y nuevas partes interesadas. Los Gobiernos deciden las políticas y adecúan la reglamentación. Las grandes compañías TIC se enfrentan a la competencia de los nuevos actores de Internet y de las pequeñas y medianas empresas (PYME) innovadoras. Nuevas tecnologías abren nuevos mercados, involucrando a menudo a nuevos socios de mercados verticales como transporte, salud o agricultura. El mundo sin fronteras de la economía digital abre negocios en los mercados desarrollados y emergentes de todo el mundo.
Encontrar las políticas públicas adecuadas, los modelos de negocios y las estrategias de negocio puede ser complicado. Supondrá seguramente unos nuevos enfoques con asociaciones transectoriales, ya sea entre organizaciones públicas y privadas o entre nuevas industrias o actores del mercado. Los beneficios de la colaboración deben valorarse frente a la competencia, los intereses comerciales y las culturas involucradas.
Un buen ejemplo es el 5G. Según evoluciona y se desarrolla la tecnología para responder a las demandas crecientes de las sociedades y las economías, crecen las posibilidades de nuevas oportunidades. Cumplir los compromisos de unas redes futuras reales no será posible sin embargo sin algún tipo de colaboración en la normalización que permita expandir las soluciones a tiempo. La mezcla de actores, nuevos y tradicionales, fabricantes, vendedores y desarrolladores de aplicaciones puede llevar a interesantes empresas mixtas para racionalizar las inversiones. La convergencia de la difusión fija y el móvil, largamente pregonada, puede recibir un empuje con la nueva tecnología. Pero entonces, la competencia y las mentes atrincheradas pueden impedir cualquier forma nueva de inversión compartida o de trabajo conjunto.
O tómese el automóvil conectado. Los sistemas de transporte inteligentes y los vehículos autónomos alcanzarán pronto una amplia comercialización. El objetivo es desarrollar las tecnologías de la comunicación que utilizan Internet para integrar los automóviles con dispositivos inteligentes – incorporando un amplio número de nuevos actores a la mezcla. Los fabricantes de automóviles y los suministradores deben negociar y colaborar con los desarrolladores de aplicaciones, las empresas de tecnologías de la comunicación y los desarrolladores de sistemas operativos. Combinar estas industrias, culturas, reglamentaciones y aproximaciones al negocio tan diferentes como las de la informática y la automoción no puede realizarse sin dificultades. Considerando los temas críticos de seguridad, protección, responsabilidad y las políticas públicas, está claro que los gobiernos, también, tendrán que desempeñar una función importante.
El mismo equilibrio entre oportunidad y desafío, entre colaboración y competición y entre muchos y, a menudo nuevos, actores se aplica también a los servicios digitales financieros. En un mundo donde aproximadamente dos mil millones de personas adultas no tienen acceso a los servicios básicos financieros, la tecnología digital tiene la posibilidad sin precedente de ofrecer unas transacciones seguras, baratas y fiables a los que carecen de servicios bancarios o tienen un acceso limitado a los mismos. La inclusión financiera es un paso fundamental para el desarrollo socio-económico. Saltarse a la banca tradicional para proporcionar servicios financieros puede tener unas repercusiones profundas en los países emergentes.
Pero, en este caso, el éxito reside en la creación de un nuevo ecosistema de gobierno, negocios y personas – centrado en una sólida relación de trabajo entre los sectores financiero y de las TIC. En sus primeras fases de desarrollo, el mercado necesita una convergencia entre operadores de redes móviles, bancos, instituciones de microfinanciación, proveedores de plataformas de pago y proveedores de servicios de pago. Este sorprendente conjunto de actores y de posibles asociaciones debe establecer unos enfoques reglamentarios conjuntos, normas para permitir una interoperabilidad entre mercados y unas prácticas idóneas internacionales aceptadas. Todo lo cual no es posible sin colaboración.
La integración inteligente de la fabricación y las tecnologías de información y comunicación avanzadas – o Industria 4.0 – hace posible la entrega de productos realizados a medida de las especificaciones de cada cliente, a bajo coste y con gran calidad. La repercusión sobre las empresas, las economías y las sociedades en todo el mundo puede ser enorme. Pero este caso también, depende de la colaboración armoniosa y fructífera entre varios actores, orquestados bajo la dirección de unos gobiernos comprometidos, con diferentes intensidades según los diferentes mercados.
La economía digital es el factor más importante de innovación, competitividad y crecimiento en el mundo. Las TIC pueden mejorar considerablemente los resultados del desarrollo tanto en los mercados emergentes como en los desarrollados, desde medir el progreso y el éxito de la consecución de los ambiciosos Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas hasta mejorar la eficacia y la efectividad de las iniciativas de desarrollo, y proporcionar el acceso a un amplio conjunto de productos y servicios de la digitalización que refuerzan las economías locales, la innovación y las comunidades. Conseguir los ODS mediante las TIC, sin embargo, solo será posible si la industria puede trabajar conjuntamente con los departamentos de responsabilidad social corporativa, el sector público, las organizaciones no gubernamentales y de desarrollo para crear modelos de negocio viables.
Se mire por donde se mire, en cualquier campo de actividad de las TIC, en la macroeconomía digital o en el detalle de cada posible futuro mercado, se trata de trabajar conjuntamente. Encontrar nuevos socios, aprovechar las nuevas oportunidades, considerar nuevos actores y nuevos mercados. Utilizar nuevos servicios, segmentos, soluciones o dispositivos para crear nuevos ingresos e incrementar el desarrollo socioeconómico.
¿Pero existirá una mayor colaboración o los actores de la industria se conformarán con un enfoque de «todo para el ganador»? ¿Están los beneficios de trabajar conjuntamente, tanto en el sector de las telecomunicaciones como con los actores de la web, los entrantes disruptivos en los mercados, los clientes y las comunidades de fuente abierta, suficientemente claros como para estimular y mantener el crecimiento de la industria?
¿Cómo pueden las políticas públicas y los incentivos a la industria atraer las inversiones en las tecnologías y la infraestructura de red que son el soporte de la economía digital? ¿Pueden las iniciativas entre las regiones, o incluso internacionales, maximizar las oportunidades a gran escala? ¿Cuáles son las principales tecnologías innovadoras y las iniciativas de colaboración para la expansión de la conectividad basadas en el acceso, un precio asequible y la conveniencia?
Estas son las preguntas que los debates del Foro del ITU Telecom World 2016 analizarán, con oradores expertos, perspectivas internacionales y una audiencia única de líderes de los sectores públicos y privados de los mercados emergentes y desarrollados, de PYME recién creadas a grandes corporaciones establecidas. El evento en sí funciona según el principio de la colaboración, de los encuentros entre las personas, las reuniones, el intercambio de conocimiento, ideas y experiencias, el debate y el trabajo conjunto – el principio mismo de la colaboración sobre la cual puede construirse el éxito futuro de la industria, de nuestra sociedad, de las economías y del mundo.