El segundo satélite geoestacionario argentino, el Arsat-2, fue lanzado el 30 de septiembre de este año desde el centro de la Agencia Espacial Europea en Kourou, en la Guayana Francesa, el mismo lugar desde el que menos de un año atrás había sido lanzado el Arsat-1.

Luego de varios días de maniobras dirigidas desde la estación terrena de Arsat en la localidad bonaerense de Benavídez, el satélite alcanzó su órbita geoestacionaria a 36.000 kilómetros de la Tierra en la posición orbital 81° Oeste, desde donde complementará las tareas del Arsat-1 y además podrá ofrecer servicio de transferencia de contenidos audiovisuales al continente americano.

El satélite funciona como un espejo que retransmite lo que se le envía desde la Tierra, por lo que desde cualquier punto del área de cobertura del Arsat 2, por ejemplo Sudamérica, se va a poder subir una señal para Colombia, Venezuela o México; o a retransmitir señales entre sí para la cobertura en Norteamérica.

El 4 de noviembre de 2015 el Congreso de la Nación aprobó la ley 27.208 de Desarrollo Satelital, que prevé la construcción de al menos ocho satélites propios y para terceros, y que establece que el control de Arsat tiene que ser estatal en un 51 por ciento.

También afirma que para vender activos esenciales como satélites, tendido de fibra óptica e infraestructura construida por el Estado se deberá tener una aprobación de dos tercios del Congreso.

El plan prevé “desarrollar y lanzar una serie continua de ocho nuevos satélites geoestacionarios de telecomunicaciones en los próximos 20 años“, fabricados y operados con presupuestos que incluyen recursos generados por la explotación de servicios, según explicita.