En el G7, el Papa Francisco resaltó la necesidad de un desarrollo «sano» y ético de la inteligencia artificial (IA).

Destacó que la IA, mientras tiene el potencial de revolucionar industrias y mejorar nuestras vidas, también plantea serias preocupaciones éticas y de seguridad. Francisco instó a que ninguna innovación se considere neutral y subrayó la urgencia de prohibir el uso de armas autónomas letales, afirmando que «ninguna máquina debería elegir jamás poner fin a la vida de un ser humano».

Por otro lado, OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, enfrenta críticas tras nombrar a Paul M. Nakasone, exdirector de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA), en su junta directiva. Este nombramiento ha generado controversia, con figuras como Edward Snowden alertando sobre posibles violaciones a la privacidad. La influencia creciente de las grandes empresas tecnológicas y sus vínculos con entidades gubernamentales plantea preocupaciones sobre el control de la información y la privacidad individual, subrayando la necesidad de un desarrollo responsable de la IA que beneficie a toda la humanidad y no solo a unos pocos.