De acuerdo a la división de negocios de Grupo Clarín, se estima que el crecimiento del consumo de ancho de banda ha aumentado un 82% desde 2012, el causante sería el consumo de vídeo. 

En concreto, en la actualidad 60% del ancho de banda en Argentina se usa para el consumo de videos online, de los cuales un grueso se relaciona con uso de servicios de streaming vía Netflix (28%), otro tanto YouTube (26%) y una porción menos significativa se la llevan players pequeños del universo online (6%).

«Se está viendo una tremenda aceleración en el consumo de datos por video», comenta Gonzalo Hita, gerente Comercial de la compañía. Y agrega: «El hogar consume cada vez más y los desafíos de la red son enormes en este sentido. Por ejemplo, en horas pico de consumo (el famoso prime time) lograr que no se saturen las redes lleva mucho trabajo. Las inversiones en infraestructura de los últimos tiempos tienen que ver con eso«.

Lo cierto es que los proveedores la tienen difícil. A medida que los hábitos de consumo del usuario se modifican (hoy se habla de múltiples dispositivos conectados a una misma red hogareña) y, especialmente, el consumo de video se incrementa con diferentes opciones de streaming, la percepción del usuario respecto al servicio también cambia, y no siempre para mejor; cualquier inversión, parece, es suficiente.

«Argentina tiene un consumo de streaming a la par de cualquier país desarrollado. Lo que pasa es que, si hay tres o cuatro dispositivos conectados al mismo tiempo en una casa, la conexión en el hogar va a fallar. Eso no habla de la capacidad de la red de los proveedores sino de la velocidad contratada en el paquete. Hay muchos usuarios que se quedaron en los típicos 3 Mbps de hace años y no salen de ahí. Hoy para esa clase de consumo se necesita, por lo menos, el doble«, estima Hita. Lo bueno es que, al menos, la velocidad promedio en los hogares argentinos también ha escalado: hoy promedian 12 Mbps pero los especialistas estiman que podría llegar, primero a 225 Mbps, y en cinco años, a 1 Gbps.

Más allá de las inversiones concretas que la compañía anunció para este año y que tienen como objetivo mejorar la red (unos u$s 450 millones en despliegue y mantenimiento de infraestructura, un desembolso que viene repitiendo cada año de los últimos cinco), si el consumo sigue escalando exponencialmente, el usuario final podría ver una modificación sustancial en el precio de su conexión a Internet en el hogar. «Este tráfico exponencial es imposible de monetizar: si hay que hacer inversiones para que el servicio sea mejor, y no hay apoyo de plataformas como Netflix o YouTube, hay un límite a lo que puede absorber la compañía. O lo paga Netflix o lo paga el cliente«, advierte. 

Fuente: Cronista