Los cables submarinos que dan el acceso al mundo online a través de fibra óptica se muestran en el sitio Submarine Map que, además de mostrar el cableado entre países, ofrece una especie de Google Maps del cableado de internet por el mundo.

El sitio explica la distancia de cable tirado, con qué se conecta, el país propietario e incluso la direcciones de correo de contacto para comunicarte con los responsables.

En Argentina, la localidad balnearia de Las Toninas fue elegida por distintas empresas para instalar los cables. Una de las empresas que lo administra es Level 3, que indica que el cable tiene una extensión total de unos 20 mil kilómetros y forma parte del SAC (siglas de South American Crossing), un anillo interoceánico que bordea América del sur y provee conectividad a diversos países de la región.

En términos operativos, transporta una tasa de datos aproximada de 1,5 terabits por segundo. Vale recordar que el promedio de velocidad de la banda ancha fija en la Argentina es de 4,4 megabits por segundo, de acuerdo a Cisco Visual Networking.

«Estos cables atraviesan los océanos siguiendo trayectorias precisas que sólo son conocidas por los navegantes que se valen de cartas náuticas actualizadas, monitoreadas celosamente por las grandes empresas inversoras por razones específicas de seguridad y que, al llegar a tierra firme, posibilitan la unión del país receptor con otros», explican Eleonora Verón y María del Carmen Villar, investigadoras de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Durante el proceso de instalación, en primera instancia se define la traza en el lecho marino y estos datos que se cargan en el barco desde el cual se lleva a cabo la operación de tendido, enterrando el cable con un equipo especial. Hasta llegar al mar, el cable de Level 3 recorre casi 2 mil metros bajo tierra, protegido por una estructura de hormigón. Desde Las Toninas alcanza a Santos, en Brasil, instalado a un metro por debajo del suelo marino.

A la estación de amarre de Las Toninas llegan más cables: el Atlantis 2, gestionado por un consorcio de firmas de Europa y Estados Unidos; el South America-1 propiedad de Telefónica; y el denominado Bicentenario, que comparten Telecom de Argentina y Antel de Uruguay; otro cable que une ambos países es el Unisur. El funcionamiento de todos ellos es similar.

Del mantenimiento de este cableado mundial se suele encargar el país al que comunica, aunque depende en muchos casos de los convenios que tengan dichos países. Eso sí, en cuanto pueden, intentan desentenderse de la responsabilidad dadas las complicaciones que supone reparar un cable a cientos de metros bajo del mar. Una reparación de este tipo –según la voluntad que tenga el país de repararlo– puede tardar de 3 a 35 días.

Fuente: La Nación