Esta medida se suma a otras iniciativas similares que ya se impulsaron en diversos lugares del mundo, como Brasil, Colombia, Australia, algunas ciudades de Estados Unidos y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El gobierno uruguayo ordenó a la Dirección General Impositiva de ese país que grave los servicios de streaming como Netflix y Spotify. La decisión se originó luego de que la Asociación Nacional de Broadcasters Uruguayos (ANDEBU), que reúne a los canales de televisión privados y operadoras de cable, impulsaran el pedido. El ente recaudador estudia la forma de implementar el impuesto.

De esta forma Uruguay se sumaría a otros países y ciudades de la región y el mundo que gravan la actividad o tienen en estudio hacerlo. La Ciudad de Buenos Aires dispuso desde fines de 2014 una retención del 3% de impuesto sobre los Ingresos Brutos a servicios de suscripción online. En Brasil, la Cámara de representantes acaba de aprobar un proyecto que prohíbe eximir del impuesto sobre Servicios de Cualquier Naturaleza (ISS) a ciertas actividades, entre las que se incluye la suscripción a Netflix. Por su parte, el Senado colombiano discute la posibilidad de incluir el pago de impuestos en el proyecto de ley que busca regular plataformas de video por streaming.

La tendencia se extiende más allá del contexto regional. A mediados de este año, el gobierno australiano anunció que los proveedores extranjeros de productos digitales estarían alcanzados por el impuesto a los bienes y servicios, medida con la que espera limitar la evasión impositiva de las empresas internacionales y generar condiciones más justas de competencia con proveedores locales. Por su parte, la ciudad estadounidense de Chicago aprobó una extensión del llamado «impuesto al entretenimiento» que desde septiembre pasado también alcanza a los servicios basados en la nube.

Según cifras de la consultora Radar consignadas por el diario uruguayo El País, el 14% de quienes usan internet en ese país están suscriptos a Netflix, lo que equivaldría a unos 120.000 usuarios. Uruguay cuenta con el mejor acceso a banda ancha de la región, lo que favorece la expansión de este tipo de servicios.