A partir de los estudios divulgados por 4G Américas, organización integrada por proveedores de servicios y fabricantes líderes de la industria de las telecomunicaciones, la quinta generación de tecnologías móviles de banda ancha generará una mayor demanda de dispositivos conectados a redes inalámbricas. Estos usos no sólo tendrán origen en conexiones humanas, sino que se prevé la aparición de nuevos requerimientos por comunicaciones generadas por máquinas y objetos conectados (internet de las cosas, IoT por sus siglas en inglés).
El diferencial de la 5G prevé un nuevo ecosistema de redes capaces de satisfacer la demanda de datos móviles proyectados hacia 2020. Esta quinta generación va más allá de buscar mayores velocidades en la transmisión de datos y busca un ecosistema capaz de entregar eficientemente servicios inalámbricos entre máquinas, cosas y personas.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) aún no ha definido el estándar de las tecnologías 5G. Esos requisitos y especificaciones se establecerán para IMT-2020, con un cronograma que podría definirse en 2016 con el objetivo de habilitar los primeros lanzamientos comerciales hacia 2020.
Además de la estandarización de tecnologías bajo el techo de “5G”, se requerirá la identificación y armonización de bandas de espectro radioeléctrico que permitan habilitar este ecosistema. Por ejemplo, en las próximas Conferencias Mundiales de Radiocomunicaciones de la UIT programadas para noviembre de 2015 y 2019 se tratarán como temas de agenda la identificación de bandas de espectro aprovechables para IMT-2020, lo que puede involucrar frecuencias incluso sobre los 5 GHz.