El proyecto propone un marco para regular el uso civil de los aviones sin piloto en vistas de su creciente popularidad y las amenazas que puede representar para el tráfico aéreo, la privacidad y la seguridad personal
La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) trabaja en la redacción un proyecto de regulación de los aviones sin piloto -drones-, cuyo uso civil se incrementó en los últimos dos años y ya produjo hechos mundiales de gran peligrosidad para el tráfico aéreo, la privacidad y la seguridad personal.
La iniciativa argentina parte de la recomendación de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI por sus siglas en inglés) que pidió que los países miembros dicten una normativa transitoria, mientras la entidad mundial redacta una norma de carácter internacional para el 2018.
La elaboración del proyecto de regulación en marcha fue confirmado por el director Nacional de Seguridad Operacional de la ANAC, Mario Massolo, y por el director General Legal, Técnica y Administrativa, Rómulo Chiesa.
Uno de los aspectos que está bajo estudio del equipo de la ANAC es el de certificar a los pilotos de los drones, que manejan las pequeñas naves a distancia desde una consola, bajo los mismos controles de idoneidad como a cualquier piloto de avión.
Algunas empresas argentinas ya han manifestado su interés por la incorporación de este tipo de dispositivos para transportar objetos, y de esta manera abaratar los costos de la logística y transporte.
La agencia espacial estadounidense, NASA, señaló que el problema con los drones que se usen tanto como fleteros como para otras actividades «será el tránsito aéreo». En Estados Unidos, el espacio permitido para los vuelos de drones está por debajo de los 120 a 150 metros. En las ciudades, hay muchos edificios que alcanzan esa altura y muchos de los aviones sin piloto no cuentan con un radar que les permita evitarlos.
Otra de las motivaciones importantes para impulsar una nueva regulación sobre los drones es la seguridad aeronáutica y la de tipo personal. También se piensa en la regulación de estos aviones en materias de privacidad o de resguardo de un bien ante la posibilidad de espionaje industrial o comercial.
La tecnología militar de los drones está regimentada en forma indirecta por el Régimen de Tecnología Misilística (MTCR, por sus siglas en inglés), organismo creado por el G-7 de naciones desarrolladas en 1988, cuando advirtieron que la Argentina había desarrollado el misil Cóndor II sin el control de las potencias de occidente.
El MTCR estipuló que cualquier nación del planeta puede construir misiles pero éstos deben tener un límite de 300 km de alcance, y para superar esa distancia el país tiene que comprar tecnología que sólo poseen los países con gran poder militar que integran el MTCR y la OTAN (Organización del Tratado del Atlantico Norte). Rusia es la única nación que está por fuera de la alianza, pero no entrega su conocimiento tecnológico militar a cualquiera.