Desde la empresa sostienen que no están eliminando un competidor, sino que adquieren un proveedor de contenidos. En el 2014 la compañía ya se había quedado con el control de DirectTV.
La compra de Time Warner por parte del grupo AT&T deberá atravesar un proceso de revisión de los reguladores para garantizar la libre competencia. Las dos compañías anunciaron que habían cerrado un acuerdo para que AT&T, el principal grupo de telecomunicaciones de Estados Unidos, compre Time Warner por 85.400 millones de dólares, la mayor operación de fusión anunciada este año, según lo publicado en El Cronista.
Un subcomité del Senado que supervisa estos temas dejó en claro que «una compra de Time Warner de parte de AT&T potencialmente representará significativos temas antimonopolio, que el subcomité examinará cuidadosamente», afirmó ayer su titular, Mike Lee.
En una conferencia telefónica con inversores tras darse a conocer los términos del acuerdo, el máximo directivo de AT&T, Randall Stephenson, que encabezará el grupo fusionado, dijo que cualquier preocupación de los reguladores será «adecuadamente resuelta«.
El argumento que defiende Stephenson es que, con esta operación, AT&T no está eliminando un competidor, sino haciéndose con el control de un generador de contenidos para vincularlo a su extensa red de telefonía y de TV satelital.