La sociedad estuvo delante de la demanda y Twitter, ese lugar varias veces vapuleado por sus agresiones y trolleos, se transformó en una herramienta clave de socialización, interacción y debate.

Nota de Luciano Galup en Perfil.

Los manuales de comunicación le piden a los slogans ser cortos y simples. «Aborto legal, seguro y gratuito» o «Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir» rompió no sólo con el status quo, sino que también se metió con las leyes del marketing. La potencia de las palabras y los símbolos en la reciente discusión sobre la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) fue clave en cómo se configuró la discusión. Y tal vez la más potente de esas frases haya sido ¨La revolución de las hijas¨.

Uno de los discursos prohibidos durante las campañas electorales por «pianta voto», uno de los «tema tabú» y «parteaguas» de la sociedad, fue dicho. Ha sido pronunciado con todas las letras tanto dentro del recinto, en diputados, como por la sociedad toda. La palabra prohibida fue dicha: aborto. Y la sociedad argentina estaba lo suficientemente madura como para acompañarla y debatirla.

El movimiento feminista argentino liberó a una inmensidad de voces silenciadas. La sociedad estuvo delante de la demanda y Twitter, ese lugar varias veces vapuleado por sus agresiones y trolleos, se transformó en una herramienta clave de socialización, interacción y debate. Como tantas otras veces lo ha sido, esta red social fue el medio desde donde los temas políticos se abren a la participación, a veces intensa y cruel.

Allí se personifica un nuevo modo de participación política. Las mediciones son impactantes. La sociedad argentina le habló a sus diputados. Los ciudadanos le pedían respuestas a los representantes, y fue un fenómeno a gran escala. Se le exigió a los diputados que rindan cuentas por sus actos. La palabra clave fue “accountability”, un término anglosajón que significa la demanda ciudadana de explicar y responder por lo que hacen quienes ocupan cargos públicos. Una masa de mujeres, no sólo interesadas en el debate, sino demandando la media sanción de una ley.   (Fuente www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de «share» o directamente comparta la URL.

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